sábado, junio 17, 2006

Cielos

Nada. Los días pasan así cómo quieren y de repente alguien a quién no ves te pregunta si tenés algo para contar y no, yo solo ando en un derrotero sin meta, siempre tan vagabunda de Montevideo. Desgasto las suelas casi creyendo que hay una relación directa entre suela y felicidad y voy fotografiando cielos aquí y allá, yo que soy tan mala fotógrafa pero igual miro y disparo, sólo porque si alguna sale bien entonces logré tener guardada en una carpetita la belleza que me saturó la retina y así la belleza es mía para siempre, como si para siempre existiera aunque ya se que no pero cómo me gusta mentirme y creer que existe o creer que algo existe cuando en realidad tampoco. Y fotografío cielos sin saber muy bien para qué, quiero decir, no tiene objeto pero yo soy tan cielo, siempre tan celeste y blanca o gris. A veces el cielo es blanco. Todo blanco. Y me pregunto cómo es que vadeo este absurdo y no me sorprendo, cómo es esto de leerte y que me leas, todo tan absurdo. Me sorprenden pocas cosas pero entre ellas está lo que es bizarro para cada quién y no sé cuando empezó a pasarme que ya nada me resulte bizarro y que me sorprendan tan pocas cosas o quizás ninguna y que lo más verdadero termine siendo lo que nunca existió y tener la sensación de que cualquier día de estos voy a andar atravesando paredes. Y que tampoco que me va a sorprender.

jueves, junio 01, 2006

Seis personajes en busca de un autor / Luigi Pirandello

¡Ahí está el error! ¡En las palabras! Cada uno de nosotros posee dentro de sí un mundo de objetos, su mundo de objetos. Pero, ¿cómo podremos entendernos, señor, si en las palabras que yo pronuncio encierro el sentido y el valor de las cosas tal como son dentro de mí, mientras quien las escucha las asume inevitablemente con el sentido y el valor que tienen para él, que tienen en el mundo que lleva dentro? Creemos entendernos, pero nunca nos entendemos.