Morderse los nudillos y ni siquera darse cuenta, mezcla de babas, flemas y lágrimas. Temblar pero no sentir frío. Las escenas luminosas ciegan y qué hacer con la locura si la locura no tiene genialidad, cómo sobrellevar ésta mediocridad que se levanta todas las mañanas. Ver el cuerpo acostado y retorciéndose, el cielo era de un azul que no debía admitir gemidos. Había un helado que no calmaba; las ciruelas se escaparon y me tomaron por sorpresa: quince o veinte de ellas rodando dinámicas, tan amarillas, pero el cuerpo se retorcía y era un animal. Me hundo en un sillón y me acuerdo, me muerdo los nudillos hasta que se acaba la piel; casi no me doy cuenta y no hay ventanas y saber, tener tan la certeza que fue la excepción y no la regla, que la vida es miserable y se recorre con los ojos cerrados y que ya no sé muy bien hacia dónde quiero ir, si es que voy y si es que quiero.
martes, julio 25, 2006
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2 comentarios:
Blue eyes under grey skies
Crazy afternoons under grey skies
No more, no more nothing
lo mejor es que no existan las mañanas, en caso de que sí hay que dejar que pasen. algún día, algo tendrá sentido.
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