miércoles, enero 11, 2006

Aplastamiento de las gotas | Jules Cortázar

Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.
Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.
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Desde otras lluvias, mas precisamente las de finales de octubre, que este cuento busca su lugar. Y además un " (indirecto a través del chat, loco no?)" y entonces Oh! Wonder Lala y su gran frase: "Qué raro es todo, Coso".
Hoy es un día de gotas zup plaf.


4 comentarios:

Nanda dijo...

Jaaaa ya no me siento sola, al parecer el ataque de la naturaleza está por todos lados...

Juan M Tavella dijo...

llueve en todo el mundo

Lala dijo...

Y, de este lado del charco, lo mismo, tal cual, tal cual, Wonder-Ele.

le mutante dijo...

es un relato muy bueno, realmente. la ví, las vi ahí, esas gotas sucidas o luchadoras ante la vida.

las vi, las sentí, plaf. (y me pareció excelente)