miércoles, mayo 09, 2007

bogotá


De agencia central a agencia central. Para A (las explicaciones sobran).


Luego de subir los 42 escalones del penitente, dejo atrás los pecados y la carga. Es hora de la novena. En el ábside el retablo es oro. Afuera hay luz, pero los mínimos vitreaux ubicados en los laterales superiores no dejan pasar el haz. Dentro todo está oscuro. Excepto el retablo, que brilla a neón y cirios. Hay mucha gente. El cura desgrana algún misterio (entre el 3ero y el 5to, de eso estoy segura) con voz monótona. Los fieles repiten. Varios se hincan. Cada tanto se ilumina alguna virgen: la ofrenda enciende una vela eléctrica. En la puerta secundaria gimotean los mendigos. Los turistas entran, caminan, miran, salen. Como compradores recorriendo góndolas. En la plaza suenan los tambores casi chamánicamente: el ruido se cuela. Salve María madre de Dios. La gente repite el rezo con cadencia. El repique aumenta el ritmo. La cadencia, el oro. Un Cristo sufriente me mira. Una virgen benigna me mira. Repique. Rezo. Ojos. Cirios. Las paredes me aplastan. El sincretismo es irrefrenable. Es fácil entender.
Me voy, respiro un aire claro. El Dios desconocido, con certeza, se vuelve más real en el pasto que crece invisible sobre la tierra seca que en ese templo, en el que el alma se libera del purgatorio cada vez que una moneda resuena en el ofrendario.

1 comentario:

Equipo Editor dijo...

sobre la interconvertibilidad de las cosas

la moneda es símbolo de trabajo hecho, la eficacia de su uso radica en el acuerdo tácito sobre su significado: ser gestor de una contribución al interés común [yo produzco, tu produces, etc.]

supongo que es el siguiente paso de la interconvertibilidad de los bienes, truque de comida x abrigo, cosas x sal, cosas x metales, metales y papel, master card, e-money

también funciona con el espíritu se ve. te doy mi pin y te redimo
{puedo pagar mis pecados en Abitab, liberarme de mis demonios acumulando metros?}