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Acabo de leer la última Pimba!, demorada en mi escritorio ante tantas otras cosas que debo leer. La pimba! más vieja que tengo es de Diciembre de 2002 y esa vieja revista de bolsillo poco tiene que ver con ésta que descansa en mi escritorio desde hace unos días. Si algo me enamoró de aquel fascículo naranja fue que hablaba de "El guardián del centeno", un libro de Salinger que siempre había estado buscando. En aquella época no existían Freeway ni Neo, los diseñadores nacionales aparecían muy tímidos sobre escena, El Piso acababa de abrir, la fiesta final era en Dieciembre y en el Parque Rodó y era realmente "al final", el directorio y la agenda eran más cortos, los lentes cuadrados de marco grueso eran poco frecuentes y todavía no había cerrado Tabarúa, un bolichito surfer que fue testigo de una de las mejores fiestas de mi vida, que ni siquiera la agitada agenda que me ocupa desde el 2004 pudo superar. VA diría que fue una noche "soñada" y ya desde entonces, tan distintas a lo que somos ahora, callejeabamos bajo lunas inmensas. Las Pimbas de ahora son temáticas y la última se refiere al tiempo. El tiempo es un tema que me ocupa y me pre-ocupa quizás desde la infancia y no me sorprende encontrar en esta edición párrafos enteros que reflejan mis inquietudes, quizás porque le son propias a la especie y uno no les puede escapar. Hace poco me descubrí diciendo que en los próximos 15 años tengo que resolver mi vida, sin que sepa exactamente que quiere decir resolver mi vida. Quiero una vida linda pero no sé que quiere decir una vida linda. Hace más o menos un mes que me encuentro autorecluída, engordando, leyendo y escribiendo casi enfermizamente con el objeto de coronar mis 5 lustros con un papelito que apenas va a simbolizar un punto y coma en el interminable trayecto por el sistema educativo al que fui entregada cuando ni siquiera sabía andar en bicicleta. Todavía no sé muy bien si este va a ser mi auténtico destino porque todavía no encontré el objetivo. Este texto no estaba planeado y en su lugar debía ir un párrafo de Kundera o de Steinbeck, que no sólo sirve para compartir sino que es un buen control retrospectivo de qué libros voy leyendo.
En su lugar me decidí por Borges, otro obseso del tiempo que fue, en este mes, mi relectura en los buses.
El libro de la arena | Jorge Luis Borges
Me pidió que buscara la primera hoja.
Apoyé la mano izquierda sobre la portada y abrí con el dedo pulgar casi pegado al índice. Todo fue inútil: siempre se interponían varias hojas entre la portada y la mano. Era como si brotaran del libro.
-Ahora busque el final.
También fracasé; apenas logré balbucear con una voz que no era la mía:
-Esto no puede ser.
Siempre en voz baja el vendedor de biblias me dijo:
-No puede ser, pero es. El número de páginas de este libro es exactamente infinito. Ninguna es la primera; ninguna, la última. No sé por qué están numeradas de ese modo arbitrario. Acaso para dar a entender que los términos de una serie infinita aceptan cualquier número.
Después, como si pensara en voz alta:
-Si el espacio es infinito estamos en cualquier punto del espacio. Si el tiempo es infinito estamos en cualquier punto del tiempo.
En su lugar me decidí por Borges, otro obseso del tiempo que fue, en este mes, mi relectura en los buses.
El libro de la arena | Jorge Luis Borges
Me pidió que buscara la primera hoja.
Apoyé la mano izquierda sobre la portada y abrí con el dedo pulgar casi pegado al índice. Todo fue inútil: siempre se interponían varias hojas entre la portada y la mano. Era como si brotaran del libro.
-Ahora busque el final.
También fracasé; apenas logré balbucear con una voz que no era la mía:
-Esto no puede ser.
Siempre en voz baja el vendedor de biblias me dijo:
-No puede ser, pero es. El número de páginas de este libro es exactamente infinito. Ninguna es la primera; ninguna, la última. No sé por qué están numeradas de ese modo arbitrario. Acaso para dar a entender que los términos de una serie infinita aceptan cualquier número.
Después, como si pensara en voz alta:
-Si el espacio es infinito estamos en cualquier punto del espacio. Si el tiempo es infinito estamos en cualquier punto del tiempo.
9 comentarios:
de pimba a borges,,, interesante
pimba tiene la facilidad de hacernos creer que podemos ser mas cool, más diseñados, mejor peinaditos, hasta más europeos. borges también creía en nosotros %)
una de nuestras madres ayer cumplía 54 años y decidimos sumarnos a los festejos. nuestra charla principal estuvo dando vueltas en eso de "acá a cuanto tiempo quiero hacer que" y los sacrificios que eso podía significar...
no, no resolvimos nada importante, ni encontramos alguna receta que pinte interesante. toca improvisar y ver que resulta.
(tendríamos que haber estudiando actuación)
si, es el tema de la vida
hay una sola así que hay que improvisar
veremos que tal nos sale
antes las sentía tan por fuera, tan lejos de lo que yo era/soy y lo que nunca iba a poder ser. Hoy ni eso; hoy son bichos de muchas hojas, agrupadas bajo un techito sí, pero un montón de hojas, para un montón de gentes, las mismas que usted decía que antes denostaban el armazón grueso y hoy lo desempolvan para sus mejores galas.
Todo post que recoja la importancia de pimba! y de Jorge Luis ya nos cae automáticamente bien.
Y como por estos años andamos tbn tratando de "resolver la propia vida", le ponemos unas 5 o 6 estrellas.
Pimberos! Borgeanos, o Generación Y.
...pues
la teoría de tiempo espacio indefinido e intangible hace para algunos, como yo, sentir que la vida es muy corta y que se me está agotando el tiempo rapidamente
¿agotando para qué?..no se...
-creo que el bar se llamaba Tavarua no tabarua
porque así se llama un point de olas, muy famoso de Tahiti
¿es el que estaba detrás de la facultad de arq.?
¿el piso cerró?
¿por qué engordando? es apropósito?
o querés decir que estás dejando/te pasar el tiempo...
cheers gal
es el que estaba atrás de farq.
el piso cerró pero sigue abierta La Madrileña
estudiar + ansiedad = engordo
chin chin!
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